Los broches hechos a mano son únicos, porque debido a no existir un proceso industrial, cada uno de los que hago tiene algo que lo hace único. Por mucho que trate de repetir dos iguales, siempre podrás encontrar alguna diferencia entre ambos, y esa es al fin y al cabo la belleza de la artesanía.
Pero cuando se trata de broches bordados, todo esto se vuelve mucho más evidente.
Este broche, con un simpático y discreto animalillo entre la maleza.
Es imposible de repetir dos veces exactamente igual.
Cuando bordo, rara vez sigo una idea fija, cojo aguja e hilo y comienzo a bordar, dejando volar la imaginación.
Este broche, está bordado con hilo grueso y fino, en una capa gris/plateado de fieltro y con un enganche para broches en su reverso, bien fijado en otra capa de fieltro negro.
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